Una figura de conexión

En la cadena de producción del medio editorial a nivel internacional, una de las partes más importante para lograr hacer llegar los libros impresos a su objetivo final, es decir al lector; es la figura del Distribuidor Editorial. Un Buen distribuidor es el puente que conecta a la editorial extranjera, con los libreros nacionales y finalmente, pero más importante con lectores de ese país.


Por: Áurea González


Muchas veces en la cadena producción de un libro hay ciertos puestos o figuras que pasan desapercibidas, ya que muchas veces se limita la atención únicamente a las editoriales o libreros, que, si bien son importantes, cuando hablamos del proceso de hacer llegar libros extranjeros a los lectores hay muchos más actores involucrados. Una de estas figuras es la del distribuidor. Un distribuidor editorial es el responsable de ser un mediador entre una editorial extranjera y el librero nacional, sin embargo, sus funciones no solo se limitan a ello.  

En algunos casos se ha llegado a cuestionar si un distribuidor es realmente necesario, ya que muchos consideran que el trabajo de colocar los libros en las librerías, y por lo tanto que estén disponibles al público, debe ser responsabilidad de la propia editorial, y que no hay una necesidad de tener a un tercero involucrado, que esto en ocasiones encarece el libro, pero esto sería limitar, así como menospreciar la verdadera labor de un distribuidor. 

Un distribuidor es, dentro de los canales comerciales, la cara visible de una editorial extranjera dentro del país donde pretende llegar, esto principalmente cuando se trata de libros importados. Puede ser el punto de encuentro para una editorial y los lectores de otras partes del mundo, así mismo abrir la oportunidad a nuevos canales de comunicación para la propia editorial, como pueden ser conseguir espacios en ferias del libro, presentaciones e incluso gracias a las nuevas tecnologías y redes sociales brindar atención directa a los lectores. Un buen distribuidor tiene un amplio conocimiento del mercado, debe poder identificar que libros tienen una vida comercial más larga y conocer cómo posicionar cada título de acuerdo con sus características, así como cuáles son más recomendados para el tipo de librería o en caso de libros especializados cuales son los mejores canales de venta.  Un distribuidor no solo coloca los libros, sino que aplica una gestión adecuada a la forma en que se pone en circulación un libro, abarcando no solo las características de venta y comerciales. 

El trabajo del distribuidor inicia en el momento de acordar con la editorial extranjera, las novedades que se importaran a su país, a partir de ahí se da pie a una serie de tareas logísticas, así como de gestión para lograr la exitosa colocación de los libros. Hay que catalogar, poner en el sistema y comenzar a generar una serie de “metadatos” de cada título, tales como la sinopsis o reseña del libro, ISBN, entre otros, para después comenzar con la planeación logística de la distribución, aspectos como disponibilidad de los almacenes, fechas y plazos de entrega, definir cantidades a entregar de los libros y demás con las librerías o libreros.  Esto sin olvidar el trabajo de difusión y promoción que en algunos casos también es responsabilidad del propio distribuidor, sobre todo cuando la editorial extranjera no cuenta con un equipo de promoción en el país, generar boletines de novedades, material publicitario, agendar charlas en medios, entre otras tareas de marketing y publicidad.

Cada una de estas tareas demanda especialización, personas capacitadas para llevar el adecuado manejo comercial, de comunicación, servicio al cliente, ventas y administración. Tipo de funciones que en muchos casos sobrepasan a las editoriales por estar fuera del país al que se pretende llegar, hay que recordar que el propósito de una editorial es y debe ser crear libros de calidad adecuados a sus lectores, por lo que la figura de un distribuidor se vuelve indispensable, sobre todo aquellos que cuentan con la experiencia e infraestructura necesaria para tales fines. 

Una buena editorial extranjera puede venirse abajo en otro país, sin una buena distribución; las responsabilidades del distribuidor son las que mayor peso tienen. De nada sirve tener libros con la mejor calidad editorial si estos no pueden llegar a sus lectores a otras partes del mundo. Un buen distribuidor es el conciliador entre las exigencias de un librero, quienes en muchos casos no pueden aceptar todos los libros o hacen devoluciones de los mismos, y las demandas de una editorial o autor quienes desean ver sus libros en todas las librerías y en grandes cantidades. 

Es por ello que en Grupo Editorial Literato creemos que uno de los principales valores con los que debe de contar un distribuidor es la empatía con sus clientes y socios. Tratar a cada título como si fuera una creación propia, y estar convencido de que los libros tienen potencial, mantener claro que el agente esencial dentro de esta cadena de producción es para quien se crean y por quien se realiza cada una de estas tareas: el lector. Sin lectores los libros no son más que materia muerta ocupando espacio en almacenes. 

“En Grupo Editorial Literato creemos que la esencia de un buen distribuidor de libros es la empatía con el sello editorial con el que se mantiene la alianza comercial. Tienes que estar convencido, de que los libros que estas distribuyendo son buenos y van a funcionar, que son libros que el lector realmente necesita, que va a buscar” comenta nuestro director comercial. “Otro punto importante son las relaciones públicas, para lograr llegar a ser un distribuidor eficiente y de calidad, se debe no solo de conocer el medio en el que se trabaja, sino tener conexiones dentro de ese mismo medio, saber quienes están al mando, y con quienes formar alianzas estrategias que aumenten las posibilidades de que un libro tenga éxito”

Por último, creemos que, entre otras de las habilidades esenciales para un buen distribuidor de libros extranjeros, es estar siempre actualizados y no tener miedo a la innovación, si algo nos enseñó el 2020, “el año pandémico”, es que el mundo editorial debe de adaptarse, principalmente en sus canales de distribución y venta, hacer uso de las nuevas tecnologías y no tenerles miedo, al contrario, sacar el máximo provecho de estas. Tecnologías como la venta en línea, redes sociales y páginas web son algunas de estas nuevas herramientas que ofrecen su potencial como canales novedosos para la distribución y comercialización de libros físicos, electrónicos y audiolibros.

Por último, creemos que, entre otras de las habilidades esenciales para un buen distribuidor de libros extranjeros, es estar siempre actualizados y no tener miedo a la innovación, si algo nos enseñó el 2020, “el año pandémico”, es que el mundo editorial debe de adaptarse, principalmente en sus canales de distribución y venta, hacer uso de las nuevas tecnologías y no tenerles miedo, al contrario, sacar el máximo provecho de estas. Tecnologías como la venta en línea, redes sociales y páginas web son algunas de estas nuevas herramientas que ofrecen su potencial como canales novedosos para la distribución y comercialización de libros físicos, electrónicos y audiolibros.